¿Qué problemas de visión pueden presentar los niños?
La mayoría de las ocasiones resulta bastante difícil detecta cuando un niño/a tiene problemas de visión y será necesario utilizar lentes. Un dato importante es que la visión del niño llega a su madurez a los ocho años, por lo tanto es muy importante que los padres se mantengan pendiente y que los lleven a una revisión oftalmológica una vez al año.
Lo recomendable es controlar y vigilar la vista de los chiquitines para intentar que, cuando lleguen a la madurez visual tengan un buen desarrollo visual, y se podrá corregir.
Además, es muy importante que, durante los primeros meses, cuando empiezan a desarrollar su visión. Los problemas mas comunes son:
- Hipermetropía
Este problema consiste en que, aunque se ve bien de cerca y de lejos, no se es capaz de enfocar bien. Esto conlleva a un cansancio y, por lo tanto, al desarrollo de un carácter en el niño más inquieto y con dificultad para concentrarse. Este tipo de trastorno no aumenta con la edad y, con la ayuda de un oftamólogo, es posible corregirlo reeducando la vista mediante el uso de lentes, en la mayoría de los casos.
- Estrabismo
En algunos casos, el estrabismo es un problema de nacimiento, aunque es más habitual que aparezca en torno a los dos años. Es muy habitual en niños con hipermetropía o que tienen los ojos desiguales. Para la corrección de este problema visual, se intenta conseguir el paralelismo entre los ojos, la utilización simultánea de ambos y la recuperación de la agudeza visual, por lo que es necesario un exhaustivo control. Normalmente, este problema se cura con lentes o un parche, pero si es congénito, deberá recurrirse a cirugía.
- Miopía y astigmatismo
La miopía es un trastorno que consiste en mala visión de lejos y se tiene buena visión de cerca. El astigmatismo, por su parte, se debe a una mala curvatura del ojo lo que conlleva enfocar mal objetos cercanos. En ambos casos, la solución es el uso de lentes y su primer síntoma son los dolores de cabeza.
- Ambliopía
Este problema consiste en una disminución de la agudeza visual de alguno de los ojos y suele ser habitual en niños con problemas de visión como miopía o astigmatismo. En muchos casos no se detecta, aunque es muy fácil hacerlo desde casa. Debes tapar al niño primero un ojo y luego otro, y observar como se defiende con cada uno.
Es muy importante detectarlo a tiempo y corregirlo porque, en caso contrario, el cerebro podría dejar de utilizar uno de los ojos. Además, el tratamiento es muy sencillo, pues se soluciona simplemente con el uso de un parche.
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