La uveítis, diagnosticarla a tiempo puede salvarte la vista.
La uveítis es la tercera causa de ceguera en personas de mediana edad en países desarrollados. Por eso, es indispensable hacer un diagnóstico y tratamiento lo antes posible.
Los especialistas en Oftalmología definen la uveítis como la inflamación que afecta al tracto uveal comprendido por el iris, el cuerpo ciliar y el coroides, así como a las estructuras adyacentes (vítreo, retina, nervio óptico y vasos).
Las inflamaciones pueden deberse acausas endógenas (enfermedades sistémicas que padezca el paciente), o a causas exógenas, las más frecuentes de las cuales son las infecciones (limitadas al globo ocular, o bien afectan a varios órganos). Además existe otro grupo de uveítis llamada oftalmológica cuya causa está limitada a enfermedades estrictamente oculares.
Hay varios tipos de uveítis, que se definen de acuerdo a las partes del ojo donde se producen.
- La iritis afecta a la parte frontal del ojo. También es llamada uveítis anterior y es el tipo más común de uveítis. Una iritis generalmente se presenta súbitamente y puede durar de seis a ocho semanas. Algunos tipos de uveítis anterior pueden ser crónicos o recurrentes.
- Si la úvea está inflamada en el centro del ojo, la condición es llamada uveítis intermedia.Los episodios de uveítis intermedia pueden durar de un par de semanas a años. La enfermedad mejora o empeora cíclicamente.
- La uveítis posterior afecta la parte posterior del ojo. Una uveítis posterior puede desarrollarse lentamente y con frecuencia dura muchos años.
- La panuveítis sucede cuando todas las capas de la úvea se inflaman.
Según la etiología, el patrón de afectación ocular es diferente. Esto nos ayuda a aproximar la causa de la uveítis y nos evita el pedir pruebas innecesarias para llegar a un diagnóstico.
Diagnóstico y tratamiento de la uveítis
El diagnóstico y tratamiento de la uveítis es muy importante puesto que es la tercera causa de ceguera en personas de edad media y con vida laboral activa en países desarrollados. El 4% de ellas producen ceguera bilateral y el 4,5% producen ceguera en un ojo y pérdida importante de visión en el contralateral. Esto es debido a que cursa con episodios recurrentes de inflamación. La causa más importante de pérdida de visión es el Edema Macular desarrollado por inflamación crónica mantenida.
La causa específica de la uveítis a menudo se desconoce. Sin embargo, en algunos casos puede estar asociada con otra enfermedad o infección en el cuerpo.
La uveítis puede estar asociada con:
- Un virus, como el herpes zóster, las paperas o el herpes simple;
- Enfermedades inflamatorias sistémicas;
- Una lesión en el ojo; o
- En raras ocasiones, un hongo, como el de una histoplasmosis, o un parásito, como el de una toxoplasmosis.
Si usted fuma, deje de hacerlo. Estudios científicos han demostrado que el tabaquismo aumenta la probabilidad de desarrollar uveítis.
Síntomas de la uveítis
Los síntomas más frecuentes de la uveítis son: dolor, ojo rojo y disminución de visión. A veces el dolor es más agudo porque se acompaña de aumento de la presión intraocular, y a veces también puede presentarse visión de hebras o moscas o visión turbia sin ir acompañado de ojo rojo ni dolor.
Es importante diferenciar la uveítis de las conjuntivitis u otros cuadros inflamatorios que no afectan a la uvea, ya que un diagnóstico precoz y un tratamiento efectivo evita todas las secuelas permanentes que producen las uveítis y se consigue conservar una buena agudeza visual.
Tratamiento de la uveítis
La uveítis es una condición grave que puede dejar cicatrices en el ojo, y debe ser tratada tan pronto como sea posible. Gotas para los ojos, especialmente con corticoides y dilatadores de la pupila, pueden reducir la inflamación y el dolor. Cuando existe una inflamación más severa, pueden ser necesarios medicamentos orales o inyecciones.
La uveítis puede conducir al desarrollo de otras enfermedades si no es tratada, incluyendo:
- Glaucoma (aumento en la presión del ojo);
- Catarata (opacidad del lente natural del ojo);
- Neovascularización (crecimiento de nuevos vasos sanguíneos anormales)
- Daños en la retina, incluyendo desprendimiento de retina, daño al nervio óptico, o en ambos.
Estas complicaciones pueden requerir un tratamiento con gotas para los ojos, cirugía convencional o cirugía con láser. Si usted tiene un “ojo rojo” que no se normaliza rápidamente, póngase en contacto con su oftalmólogo.
Las revisiones de estos pacientes deben ser periódicas y mantenidas a lo largo de la vida ya que solo en raras ocasiones se consigue un tratamiento curativo, puesto que en general son inflamaciones recurrentes que al no tratarlas a tiempo producen graves alteraciones de la visión
Una mención especial para las uveítis de niños asociadas a Artritis Idiopática Juvenil (AIJ), ya que no producen síntomas y se asocian a graves secuelas permanentes, por lo que a estos niños de baja edad con este diagnóstico se les debe revisar con mucha frecuencia.
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